Miembros de la Plataforma per la Llengua

Según el Informe del Observatorio de las Discriminaciones en Barcelona, la lengua es el cuarto motivo de discriminación que más registro de incidencias tuvo en 2022 en Barcelona, solo por detrás del racismo y la xenofobia, la LGTBIfobia y la salud. El trabajo hecho por la Oficina por la No Discriminación (OND), y las diferentes entidades que forman parte de la Mesa de Entidades con Servicio de Atención a Víctimas de Discriminación, permite identificar la lengua como uno de los ejes de discriminación más presentes en nuestra sociedad. Sin embargo, todavía no hay suficiente conciencia entre la ciudadanía y las administraciones que la lengua, y más concretamente la catalana, sea motivo de discriminación. Así lo afirman desde Plataforma por la Lengua, entidad que participó en la jornada ‘Retos de la no discriminación en Barcelona: reflexiones de presente y futuro’, organizada por el Consell de Ciutat y enmarcada en el grupo de trabajo de igualdad de trato y no discriminación.

Hablamos con las miembros de Plataforma por la Lengua, la Sra. Clara Tur, la Sra. Laura Lloret y la Sra. Conxita Güell sobre las discriminaciones por razón de lengua (sobre todo la catalana), la tarea que hace la entidad a la hora de registrar, responder y dar seguimiento a estas situaciones, y también del despliegue de la Ley 19/2020 de igualdad de trato y no discriminación.

Formasteis parte del grupo de trabajo de Igualdad de trato y no discriminación. ¿Por qué decidisteis participar?

Clara Tur (C.T.): Trabajamos la candidatura para entrar en el Consell de Ciutat porque nos parecía muy interesante para nuestra entidad, para conocer el trabajo que hacen otras entidades del tejido asociativo de Barcelona, para poder aprender de la manera en que trabajan, para generar complicidades y crear sinergias. A partir de aquí, una vez se plantearon los nuevos grupos de trabajo, nos pareció que, sin ningún tipo de duda, el grupo de igualdad de trato y no discriminación se ajustaba mucho al trabajo que hacemos. También decidimos participar en la jornada porque, si se me permite, en aquel momento nuestra entidad era de las que tenía más experiencia con la ley y el tratamiento estricto de las discriminaciones, al menos entre las entidades participantes del grupo. Vimos que era un eje muy estratégico y del cual claramente había poca información, por lo tanto, nos pareció clave poder estar para hacer realidad este momento informativo, de compartir experiencias, problemáticas y retos.

¿Cómo valoráis la jornada ‘Retos de la no discriminación en Barcelona: reflexiones de presente y futuro’?

Conxita Güell (C.G.): Nuestra valoración es muy positiva, por varias razones. Está muy bien que nos reuniésemos de la manera en que lo hicimos, primero desde el ámbito de la administración, para poder discutir sobre en qué punto se encuentra la ley, especialmente en cuanto a su desarrollo incipiente, y después con las personas representantes de las entidades que atienden las comunidades más discriminadas de Barcelona.

Laura Lloret (L.L.): Para nosotros fue muy importante e interesante que se crearan estos dos espacios. Además, el formato de la jornada contribuyó a hacer red y nos permitió conocer la realidad de otras entidades: cómo funcionan, cómo trabajan, etc. También es una forma de dar visibilidad a la lucha contra las discriminaciones en general, y específicamente en la ciudad de Barcelona.

C.T.: Fue una grata sorpresa para todo el mundo. Y es que incluso las mismas entidades que trabajamos con la discriminación teníamos un montón de desconocimiento, por ejemplo, de algunas de las oficinas o mecanismos existentes. Fue muy interesante que vinieran las responsables de la OND, con las cuales trabajamos a menudo, y de la Oficina de Igualdad de Trato y No Discriminación de la Generalitat (OITND), de la cual teníamos menos conocimiento de primera mano. E insistiendo en lo que dice Laura, fue un muy buen momento para generar complicidades y descubrir información útil. La mesa de las entidades fue muy enriquecedora, puesto que, aunque nos enfrentamos a luchas diferentes, existe una interseccionalidad y todos los ejes se tocan entre ellos.

La Sra. Güell destacó que si la ley no se desarrollaba, o si no se ponían recursos y medios suficientes para hacerla cumplir, no serviría de mucho. ¿Cómo veis el despliegue de la ley, qué es lo que falta y cuáles son los retos que hay que lograr?

L.L.: Así es. No solo nos lo encontramos con la Ley 19/2020, sino con otras leyes con las cuales trabajamos relacionadas con el tema lingüístico. Nos encontramos con que se crean muchas leyes que muy pocas veces se aplican de facto, o no existe un reglamento que permita aterrizarlas. Creo que es una cosa que nos pasa a nosotros y a cualquier entidad que trabaje en el ámbito de las discriminaciones. Pensamos que la jornada era una buena manera de expresar nuestra opinión en este sentido. Es positivo que se legisle sobre las discriminaciones de una manera mucho más clara, además de empoderar las entidades a la hora de representar las personas que han sufrido discriminación. Pero nos falta la parte de trabajo, de desarrollo, de creación de normativas, de reglamento, etcétera.

C.T.: Nos parece fantástico y nos alegramos muchísimo que haya una normativa tan innovadora, incluso a escala europea. En nuestro caso, está muy bien que se incluya la lengua como motivo de discriminación, así como que se tipifiquen las diferentes discriminaciones o se regule la actuación de la misma administración. Pero, como todo, hacer leyes innovadoras que después no implican un despliegue de recursos puede ser frustrante.

¿Habéis notado algún cambio en este sentido desde la celebración de la jornada?

L.L.: Realmente no es un cambio, pero es cierto que a posteriori hemos tenido una reunión con la directora de la OITND, Manuela Fernández. Precisamente, Manuela recordó la intervención de la Conxita sobre la Ley y el hecho que esta no se hubiera desarrollado más. Esto lo consideramos como una cosa positiva. Pero también es verdad que la OITND, tal como dijeron ellas mismas, tiene pocos recursos y está formada por muy pocas personas, cosa que no les permite tomar más casos.

C.G.: Por parte de Manuela vi muy buena voluntad y predisposición, con ganas de trabajar para mejorar el trabajo alrededor de la no discriminación. Pero nos hizo ver que no había mucho presupuesto y, por lo tanto, pocos recursos. La jornada sirvió, una vez más, para poner el foco en la necesidad de más recursos.

C.T.: La OND tiene una trayectoria de 20 años, es otro paradigma, con una estructura que hace años que funciona, que ya tiene un rodaje e, incluso, una penetración en el territorio. Seguramente hay mucha más gente que conoce la OND y, en cambio, la OITND no. Así que la reunión también tuvo un punto de valorar de qué manera podemos colaborar más porque, incluso nosotros que nos dedicamos diariamente al tratamiento de discriminaciones, a veces no tenemos del todo claro cuáles son los mecanismos que tenemos a disposición.

Sobre el contenido de la ley, destacasteis que en el texto no se menciona directamente el catalán. ¿Qué implica esto?

L.L.: La ley hace una referencia muy exigua a la cuestión de la lengua. Entendemos que dentro de esta referencia se engloba cualquier discriminación por motivos de lengua. No es una crítica, porque puede haber discriminaciones por motivos de lengua en otros sentidos. En todo caso, la ley ya está hecha y sí que diríamos, a modo de autocrítica, que en el momento en que la ley se hizo, tendríamos que haber estado más encima de la elaboración de esta, pero por motivos de carencia de recursos, de tiempo, etcétera, no se pudo hacer. El resultado es que la cuestión lingüística no está tan trabajada.

C.G.: Una percepción que tienes cuando ves que no han mencionado de manera específica el catalán es que no hay suficiente conciencia que la lengua catalana sea motivo de discriminación, ni en la calle, ni tampoco las personas que elaboraron la Ley. Todo el mundo enseguida identifica casos de LGTBIfobia o de racismo, pero no ve los casos de discriminación por lengua, específicamente la catalana, que es nuestra lengua y que cada día es discriminada muchas veces.

El informe del Observatorio de las discriminaciones colocaba el tema de la lengua, las discriminaciones por lengua, en el cuarto lugar.

C.T.: El informe anual de la OND nos va muy bien precisamente para ejemplificar y demostrar que hay discriminaciones sistemáticas, cada vez más frecuentes, por el hecho de hablar catalán. Se llegan a producir casos muy graves de privación de servicio o vejación verbal. Y realmente son muchas más de las que registramos. La gente de la calle piensa que esto no es una problemática a día de hoy en las calles de Barcelona, pero al contrario, lo es y cada vez más.

L.L.: Cómo decíamos, la Ley no distingue las discriminaciones por lengua catalana y tampoco lo hace el informe de la OND. A nosotros sí que nos consta que el 100% de las discriminaciones recibidas por razón de lengua son por el uso de la lengua catalana, al menos de las que nosotros tenemos constancia. ¿Por qué?, porque en el caso de la lengua catalana son más fáciles de identificar que otras discriminaciones por motivos de lengua, que a menudo se contemplan por otros motivos, como el racismo. Si hay quejas porque alguien habla urdu, por ejemplo, seguramente no sea porque haya un tema de lengua detrás, sino que es por racismo.

C.G.: Cada vez más hay esta conciencia, no solo con el catalán, sino, afortunadamente, cada vez hay más gente que ejerce sus derechos cuando se siente discriminada por cualquier motivo. Además de esta mayor conciencia, cada vez hay más lugares donde dirigirse, y esto es muy importante.

¿Cómo es la atención que hacéis a las personas que se dirigen a vosotros?

L.L.: Nosotros recibimos sobre todo quejas o avisos de vulneración a través del formulario en línea. También por atención telefónica y otras vías como el correo electrónico, mensajes de WhatsApp, desde otra entidad con la cual la persona se ha puesto en contacto, etcétera. A partir de aquí, la mayor parte de nuestro trabajo se centra en el asesoramiento. Se informa a la persona del marco legal en el cual se enmarca su queja o su consulta, explicándole si tiene o no razón, si la queja tiene recorrido legal, y, a partir de aquí, hacemos diferentes recomendaciones. En los casos en que la queja entra en el tema de las discriminaciones, en espacios donde se crean situaciones de vulnerabilidad, intentamos hacer un acompañamiento más próximo, hablamos con la persona por teléfono para conocer su situación y ver su talante para entender cómo se ha producido la queja. Depende de cómo sea de grave la situación, derivamos el caso, primero a nuestra abogada interna, o, segundo, si es un caso muy grave y la persona está dispuesta a hacer un proceso legal más largo, se deriva a unos servicios externos que trabajan en nombre de la entidad. Eso sí, hay otras vías, además de la legal, como hacer difusión por redes, hacer notas de prensa, enviar algún escrito a la empresa o institución, etcétera.

¿Cómo es esta intervención con empresas o administraciones? Durante la jornada explicasteis que muchas discriminaciones se producen en el ámbito de la salud.

C.T.: Siempre destacamos que no es lo mismo sufrir una discriminación en un comercio, donde ya es grave que se te prive de un servicio o se te maltrate por hablar en la lengua propia del territorio, que sufrir una discriminación en el ámbito judicial o de la salud, en una situación de desigualdad de poder en que las personas generalmente no asisten por propia voluntad. Esta situación es una agravante cuando se produce una vulneración o una discriminación por razón de lengua. Son ámbitos en los cuales todavía es más importante intentar evitar este tipo de comportamientos, y en este sentido hay que hacer mucho trabajo de sensibilización a los profesionales. Cuando vemos que hay casos que van claramente contra la ley, con argumentos muy evidentes de discriminación grave o reiterada, intentamos hacer una intervención y ponernos en contacto con las empresas o administraciones públicas a través de carta, correo electrónico o redes sociales.

C.G.: Cuando la discriminación se produce en el ámbito público, desde la plataforma se hace mucho trabajo, con reuniones con los políticos para trasladar las discriminaciones que se han detectado y tratar de mejorar la situación. A nivel privado, se han conseguido muchos éxitos y hay una larga lista de empresas que cuando ven que hemos detectado el problema rectifican rápidamente. Nadie quiere ser señalado por aquello que no hace bien. El objetivo que tenemos es que todo el mundo sea respetado por razones de lengua y que todo el mundo pueda hablar, ser entendido y recibir todos los servicios que le corresponden en catalán. El hecho de recoger estas quejas nos ayuda a detectar aquellos puntos donde hay más debilidad, donde hay más discriminación. Elaboramos un informe de discriminaciones anual donde se ven claramente cuáles son aquellos ámbitos donde tenemos que trabajar más.

¿Habéis advertido alguna evolución de las cifras registradas los últimos años?

L.L.: Las últimas cifras que tenemos son las del 2022, cuando registramos 2.145 quejas, de las cuales 118 eran discriminaciones graves, perpetradas por administraciones públicas o

por servicios que estaban contratados directamente por una administración pública. Llevamos registros sistemáticamente desde el año 2013, y en 2020 hubo un aumento muy significativo del número de quejas, seguramente por influencia de la pandemia. A partir de entonces, año tras año se ha ido manteniendo e, incluso, aumentando. Este año (2023) todavía no tenemos datos oficiales, pero vamos hacia el registro de quejas del 2022, porque ya hemos superado las 2.000.

C.T.: Plataforma por la Lengua trabaja en todo el dominio lingüístico y, por lo tanto, también recibimos quejas de las Islas Baleares y el País Valenciano, pero el gran grosor está en Cataluña. Una de las cosas que hemos podido ver por todas partes es que la gente se suele quejar mucho más de aquellas instituciones o empresas que consideran nuestras o más patrimoniales.

Tener presencia en todo el territorio es uno de los valores que aporta Plataforma.

C.T.: Las entidades hacen un trabajo brutal, y a menudo poco reconocido, sin ningún tipo de duda para suplir una parte a la cual no llega la administración pública. Uno de los puntos fuertes que tenemos es la flexibilidad que te da no ser un macroorganismo, motivo por el cual es más sencillo accionar mecanismos más rápidamente a pesar de la falta de recursos. Esta es la dicotomía permanente: somos los que podemos movernos más deprisa y que, seguramente, tocamos más el territorio y estamos en contacto con la gente, pero, en cambio, a menudo hay carencia de recursos, cosa que no nos permite llegar a todas partes que querríamos.

L.L.: Además, los voluntarios nos ayudan a desencallar situaciones desde el mismo territorio. Esto también nos permite estar presentes por todas partes con más facilidad.

C.T.: Sin el servicio de quejas y asesoramiento hay muchas cosas que nosotros no podríamos saber. Es nuestro ojo en el territorio con el cual nos vamos dando cuenta de las problemáticas que hay por todas partes. Cuanto más gente sepa que existe este servicio, más gente nos hará llegar los casos y más ojos podremos tener.